miércoles, 19 de enero de 2022

 

LA VOZ QUE SIEMPRE QUISE 25

 

   A veces esa voz la escucho en sueños,

   me trae y lleva como  ermitaño

   por la abisal profundidad de nuestros mares,

   venciendo al alma ese trajín al que poetas

   los que se fueron a ese otro plano, los que ya muertos

   me traen y llevan por ilusiones,

   por el  silencio de un sueño amargo.

 

   No es mi voz, es la de ellos y no es esa la voz que quiero,

   ni son mis tiempos, ni mis tristezas, ni los amores que me interesan,

   mi voz, quiero que sea como infinita, inolvidable por quien la escuche,

   que se dibuje en los deseos.

 

   Fueron las suyas voces de adioses y de abandono,

   sin un mañana, fuera del cuerpo en horizontes de vertederos,

   solo arropadas de soledades, de odios internos hacia un futuro

   de hambre y harapos  con la cordura de una serpiente

   envenenada como mucosa  que da la piel, la de los sapos.

 

   Y leo a veces un alfabeto incomprensible, donde sonríen y dan la espalda

   como los gatos de madrugada, caen a pedazos llantos y noes 

   en las lagunas que crean los ecos de la palabra y las plazuelas

   son las salidas como ventanas, viajar despacio a hombros del viento

   como una sombra la de esa voz que siempre quise fugaz, enorme, ilusionada,

   que asciende a cielos tan trasparentes como promesas  que van al agua.

 

Chema Muñoz ©  

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