jueves, 3 de febrero de 2022

 

LA VOZ QUE SIEMPRE QUISE – 30 –

 

La voz que siempre quise es un insulto

mientras sangra indolente la  libertad perdida,

así como fue la  mirada al futuro de aquel extraterrestre

que trajo ambrosias soñando amaneceres

desde la libertad de las tierras que amé en tu piel sobre el campo,

en vuelo de cigüeña sobre aquel campanario donde tañen campanas

cuando canta mi piel uniéndose a tu grama.

 

Puede dormir tranquilo el mundo y sus secuelas,

no voy a morir más, ni aunque claven espuelas

en valles y montañas para  comer entrañas de las viejas batallas,

o sustenten algunos el hambre de violencias.

 

Mi nombre está en vosotros desde que fuisteis hombres

mi nombre es transparente y un tesoro por siempre

con los ojos abiertos, regalando en las manos

la tierra que pisáis siendo el barro y las piedras

y temprana la sangre en deuda de una raza.

 

Hubiera sido un pago perfecto entre el amor y hormigas

dejando a las cigarras perdiendo su color poco a poco

sin importar riquezas muriéndose  al invierno,

ser junto a mis ovejas como cientos de muertos

bajo esos ramajes, los que piso a diario,

para mi me guardo los pies con los que piso

el lodo de la vida que se ampara a mis brazos

con esos algodones  que me hacen llorar.

  

Se me llevan los sueños, mis costumbres, mi lengua,

aquellos  viejos tiempos cuando  dormían en mi

la alegría de un pueblo, aquella algarabía

gozando de  riquezas  de rozarnos las alas,

en colchas de alabastro, el colchón en la tierra 

epitafios de raso, rojos lazos de seda blanca  ensangrentada,

un adiós, un hasta siempre y un te quiero en cenefas.

 

Se fueron separando  las tribus entre varias especies

sin saber ser regalo, sin querer tropezar ni escoger la montaña

lavándose las manos, no querer defenderse de enemigo cualquiera

reposando la espada que defiende la cueva.

 

Sé la voz que deseo, la de la piel de toro que configura el cielo,

ese donde descansa  nuestra historia por siempre,

como sangre dormida clavada en nuestras sienes,

aunque fuera un invento la tierra donde vivo

yo la defiendo igual  que se defienden del ataque los perros,

cuando se adentra el pánico o los rodea el fuego.

 

Todos somos culpables por querer hacer ley los horrores ajenos

llevando a los engaños a quien os alimenta con sudor y trabajo

que les brota del alma, no se por que letargo o cual adormidera

se os han ido entregando las riendas de las piedras, de genes,

de dragones, de glaciares, de hiedras, olvidándose rumbos, anhelos,

olvidando también que somos como plumas que se unen a tierra

huyéndonos del cuerpo, de aquellas enseñanzas para evitar las trampas,

para olvidar los sueños.

 

La voz que nos abraza es un sueño de ideas traídas de verdades,

como el canto de un ave o el graznido de cuervos,

son voces fugaces, gritos de universos, son gotas de lluvia,

vidas deshaciéndose que se están muriendo en sombras y en añicos

trozos de poemas de unas ramas rotas por el desaliento,

nunca preguntéis ¿Cuántos sentimientos rompen sus cristales?

¿Cómo los desiertos ansían cataratas? Y vuelves los ojos a la piedra en pila

que sirvió de entrada a las falsedades que nos malvendieron.

 

La sombra recuerda  todas las esquinas, y la voz que quise

la veis en el aire, la oís en las aguas y sirven de espejo

y con sus reflejos soñáis esos sueños que allá se escribieron

desde los alientos regados de orgullo  en las soñolientas 

y grises auroras, donde soledades  nacen en las horas

al calor de venas y al brillo de arenas en flor en superficie

y esos desencuentros cuando se recuerdan

el viento que empuja tu boca y la mía a unirse en un beso.

 

Esa voz que tengo ya no se imagina durmiendo contigo

ni escuchar consejos ni el agua en los ríos, se limpia los ojos

descubriendo un niño que cambio en el tiempo perdido en olvidos

buscando una voz, la que siempre quiso entregar  umbrales

a honores perdidos por esos felones los del egoísmo

ahogando sonrisas entre las  ofensas por un latrocinio bajo  cementerios

y aun se alimentan de las ironías, cerrando las bocas de aquellos que han

ido devorando a hombres por licantropía llenando sus venas de sangre

de otros, eructando muertes que ellos denominan derechos adverso de la economía.

 

La voz que siempre quise, la quise sentir como nuestra lucha

por esa venida a este planeta de la raza humana,

sentir como una lucha casi apresurada,

no sirvió  de nada cuando nos hablamos como en un tumulto

todos a la vez, sordos   estaban todos, sordo estaba el mundo.

 

 

Quite vestiduras, me puse las mías, entré  en mi nave  y salí de allá,

la tercera vez daremos amor a otras alimañas,

 esta que fue el hombre fue como guadaña para este  planeta  azul

al que estos animales semiinteligentes lo llamaron tierra.

 

Chema Muñoz©

 

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LA VOZ QUE SIEMPRE QUISE – 28 –

 

La voz que siempre quise me retrotrae

a aquellos principios de este mundo,

a aquella evolución  de azules, de los rojos de un cielo

que fue tomando forma para darle cobijo a la naturaleza

vagando por orillas, por ir siendo en tiempos venideros

la base de la vida que hoy vive en su contra.

 

Es esa voz antigua que llenaba el silencio

y florecía pubis hambrientos de crianzas,

desde esa tierra virgen por sembrar esperanzas

en vientres deseosos de una humanidad.

 

Se oía esa voz y el murmullo del mar

superando a los truenos al llorarse las nubes.

 

La voz que yo deseo crepita en los incendios

y el canto de las aves le sirve de coral,

por eso yo la quiero, porque abraza sonidos

llenos de la armonía del llanto de ese hijo

que acaba de nacer, es una voz inocua

que se roza en la arena de playas y desiertos,

acariciando estelas que forma el arco iris,

que se amarra a la barca de Orfeo y de Acaronte

en ese brillo intenso del óbolo a pagar,

escondido en la lengua por no vagar cien años

después de los entierros por ríos de la muerte.

 

¿Quién pudiera tenerla y saber que te entiende

con claridad la tierra  y todos dentro de ella?

sería formar parte de todas las moléculas,

del bien de la creación y disfrutar de ella sentado

 en la ladera de la constelación a la que perteneces.

 

Chema Muñoz©

 

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LA VOZ QUE SIEMPRE QUISE – 29 –

 

Hay una racha de viento sobre mi cabeza

con esos decibelios de una música única

que resuena en estanques que configura el alma.

 

Se abre en un suspiro, se cierra con el hambre

de ser de nuevo libre como libre es el aire,

y se huye de mi buscando realidades.

 

En mi pecho se invernan los barrancos de vida,

las miradas vitales, las caricias, la voz que  tanto tiempo busco.

 

Se esconden con el miedo con un soplo de hielo

donde duermen mis venas, donde vive mi sangre.

 

Se enmudece mi voz entre cuerdas vocales

que serán del futuro cuando puedan usar mentiras y verdades

y roben al destino el futuro que viene.

 

Le espío su camino, quiero saber si sale  

de la zona abisal que le tienen prevista,

o en pos de libertad se pronuncia a su antojo

aun sintiéndose presa detrás de su silencio.

 

Y la voz tomó vida enhebrando palabras nacientes del recuerdo,

de promesas venidas de detrás de las piedras, de aquellas pesadillas,

del tic tac del reloj colgado de vidrieras en el vacío  que existe

entre Dios y la tierra.

 

Ya  me dieron la voz, la voz que siempre quise

pero cerré la boca y  se fundió en el tiempo y la durmió un eclipse,

ahora la reclamo como mi voz de siempre la que fue mía entonces,

la voz que siempre quise.

 

Chema Muñoz ©

 

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LA VOZ QUE SIEMPRE QUISE – 27 -

 

Ha estado vociferando ya  esa voz que  se desea

cuando otros lambrucean sin ánimo de decir nada

los ecos  que  a veces sobran de quien otorga y se calla.

 

Y me canso de esperar que la griten  como un coro

y que corneen como un toro las mentiras que  nos cuentan

estos que tanto comentan estar dentro de  razones

mientras comen las raciones que creen que nos alimentan

y pasan de las reacciones de quien se enfrenta a afrentas 

de un cobarde sin principios  que luce en donde sobran

los cabestros o nos vende los toros sin cornamentas.

 

No deben tener espejos, o habérselos roto  antes

porque se viven distantes del albero, de la arena,

de la verdad, de costumbres y se viven en herrumbres

en las escorias que crean y se creen  parte de historias

que inventan con esa voz de vagos y maleantes,

porque creen que un hombre  vale, solo cuando en la noche

se cuela con antifaz para taparse las fauces

escondiendo la grandeza que un hombre ha de tener

cuando oculta su dolor, cuando lucha defendiendo

la luz de las cobardías, cuando de noche o de día lleva la mirada al frente,

ufana, la altivez de un  ser humano que no se  arrepiente nunca

de ser como como debe ser un hombre  en  valentía constante

con la verdad por delante venciendo a las cobardías.

 

Yo de niño las vencía ¿Cómo a quienes denominan presidentes de naciones dejáis 

presidir sin logros, sin tener nuestros arrestos para vencer la malicia?,

si solo se benefician del las miserias de otros, mientras calláis como tontos

dejando que se evaporen libertades, y alegrías, mientras  ellos llenan arcas

como se llenan de sangre aquellos que adoran solo la licantropía.

Una estaca ahí en el pecho y se les acaba el cuento y todas las tonterías.

 PUES LA VOZ QUE SIEMPRE QUISE  DUELE

CUANDO LOS QUE  LAS ESCUCHAN SON LOS QUE HACEN TROPELIAS.

 

Chema Muñoz©

 

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